Es muy frecuente que las personas adultas mayores se sientan solas y en abandono, el sentimiento de soledad puede darse por jubilación, pérdida de la pareja, pérdida de familiares, los hijos viven lejos, enfermedades graves, incluso aislamiento dentro del núcleo familiar, la falta de convivencia, etc. Por lo que son más propensos a sufrir depresión y estrés, que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, enfermedades del sistema endócrino e inmunológico.

Además, la soledad lleva a una disminución cognoscitiva que puede llevar a algún tipo de demencia; al pasar mucho tiempo solos, se va perdiendo agilidad mental y se llegan a tener lapsus de memoria y el habla. Actividades tan sencillas como sumar o restar, ir de compras, pagar cuentas en el banco, se vuelven complicadas de realizar. Se pierde el interés por levantarse de la cama, bañarse, vestirse, preparar la comida, entre otras actividades básicas.

Si notas alguno de estos cambios negativos en tu vida o la de un familiar, es muy importante que busques participar en las actividades recomendadas.