David, de 64 años de edad, con contracción involuntaria en los ojos y cuello, recibe tratamiento con aplicación de toxina botulínica A.
• Cada tres meses, acude a la Clínica de Movimientos Anormales del Hospital de Especialidades de La Raza, para recibir pequeñas dosis inyectadas y mejorar su calidad de vida.
• A lo largo de 15 años, en esta Clínica se tiene un registro de mil 400 pacientes.
Desde hace tres años, el señor David Jesús Espadas Escaroz, comenzó con la sensación de molestias en los ojos, que le condicionó en una forma de parpadeo constante hasta tornarse permanente.
Después de ver a varios especialistas, acudió a la Clínica de Movimientos Anormales del Hospital de Especialidades “Dr. Antonio Fraga Mouret”, del Centro Médico Nacional La Raza, donde le explicaron que esos espasmos que padecía se denominan Blefaroespasmo.
El doctor Salvador José Santamaría Molina, neurólogo y jefe de la Clínica, detalló que el Blefaroespasmo es un padecimiento neurológico de causa desconocida que no tiene cura; es una contracción involuntaria alrededor de los ojos al punto de generar que éstos parpadeen constantemente o se mantengan cerrados.
Detalló que a diferencia de otro tipo de movimientos anormales conocidos como distonías, éste en particular sólo se puede controlar por medio de dosis de toxina botulínica aplicadas de manera periódica.
Explicó que una distonía es un fenómeno neurológico de causas muy diversas que se caracteriza por contracciones anormales sostenidas intermitentes o repetitivas de algún grupo muscular del cuerpo, condicionando posturas anormales e incapacidad funcional.
Espadas Escaroz recibe cada 3 meses la aplicación de toxina botulínica A, inyectada en pequeñas dosis, en diferentes partes de los músculos ubicados alrededor de los ojos; lo que le ayuda a mejorar su calidad de vida.
“Sí mejora muchísimo, desde el primer tratamiento, el paciente vuelve a realizar sus actividades cotidianas con más normalidad, los síntomas se controlan ya que la evolución de estas distonias tienden a generar incapacidad funcional”, afirmó el especialista del Seguro Social.
Santamaría Molina detalló que dependiendo del padecimiento, se puede detectar una mejoría desde el mismo día de la aplicación hasta en una semana. El rango normal es entre dos y tres días cuando ellos comienzan a percibir este efecto.
Comentó que a lo largo de 15 años, en esta Clínica se tiene un registro de mil 400 pacientes con patologías neurológicas muy específicas denominadas distonias, de los cuales alrededor de unos 700 acuden para sus aplicaciones periódicas de tratamiento.
La toxina botulínica A es un extracto que proviene en condiciones naturales por una bacteria que causa la enfermedad llamada botulismo. Este biológico genera un bloqueo en la trasmisión neuromuscular causando una especie de parálisis en los músculos donde se inyecta, indicó el especialista.
“El trato aquí ha sido excelente, sé que estoy en buenas manos, son muy humanos. El doctor me comenta que este tratamiento dura tres meses, ha mejorado mi calidad de vida, mi estado emocional y moral. Para las personas que tengan este tipo de movimientos involuntarios deben buscar esta alternativa, para que les ayude”, expresó David Jesús.